¿Qué calefacción usar? ¿Es eficiente una transición a lo solar? ¿Cómo controlar el gasto si soy empresa? Hay muchas dudas ad-portas del significativo aumento de las tarifas eléctricas. Por eso DF Más salió a preguntarle a los expertos para que entreguen sus principales recomendaciones. Esto le dijeron.
Prácticamente todos lo saben: a partir de julio las cuentas de la luz subirán de manera importante. La Consultora energiE calculó, en promedio a nivel nacional, que existirá un crecimiento de alrededor de un 62% en las cuentas de clientes regulados (residenciales), mientras que por nuevos decretos se materializarían incrementos de hasta un 90% en comerciales/industriales.
Las regiones más afectadas serán Valparaíso y Atacama, donde los segmentos de consumo residencial de entre 180 y 400 KWh mensual superarán alzas del 40% en la boleta final. Tarapacá, Arica y Parinacota, y Los Lagos, tendrán los menores incrementos, pero igual experimentarán aumentos significativos (27%, 31% y 30%, respectivamente). La Región Metropolitana, por su parte, tendrá un crecimiento del 36%.
La situación es tan sensible que ha involucrado críticas al ministro de Energía, Diego Pardow, quien cuestionó al Banco Central por no estimar antes el efecto de las alzas de la luz en la inflación.
“Es una pregunta que se le tiene que hacer al BC, pero esto fue ley vigente, publicada en el Diario Oficial por un año”, dijo el secretario de Estado.
Luego, la autoridad fue apuntada por distintos representantes del mundo económico y político. Tanto así, que se llegó a evaluar una posible interpelación.
Mientras eso ocurre, miles de familias se preocupan por el avance en el precio de las cuentas. El tiempo del año tampoco acompaña: es invierno y el consumo de energía aumenta significativamente por la utilización de estufas y otros aparatos de calefacción. Por eso salimos a preguntarle a los expertos sus recomendaciones para ahorrar luz y mitigar el alza en las tarifas.
Gastar para ahorrar.
El economista Héctor Osorio, de la consultora PKF Chile, dice que para ahorrar energía debemos seguir la receta que siempre hemos seguido. “Esto es tomar conciencia de lo que significa el uso de ciertas energías”, asegura.
Y agrega: “Los usuarios residenciales tienen que optimizar su uso de energía conociendo muy bien sus ciclos, quizás generando optimizaciones en las instalaciones. Probablemente esto a través de dispositivos de iluminación que si bien implican un desembolso inicial mayor, en términos de consumo puede ser más económico.
Por ejemplo, cambiar las ampolletas por aquellas cuyo desembolso es muy importante al inicio del proceso, pero que en el consumo gastan menos”.
Francisco Leiva, gerente proyectos de Negawatt, recomienda “utilizar en forma eficiente los equipos y sistemas que ocupemos en forma cotidiana, desde: apagar la luz cuando no ocupas, configurar el modo ahorro en nuestros computadores, reducir el sobrecalentamiento con equipos de calefacción en hogares y oficinas, mejorar consignas de operación en plantas industriales basados en Kpi’s energéticos o priorizar la operación de motores más eficientes. Todo lo que permita operar de manera más eficiente los sistemas y equipos actuales”.
Y agrega otra recomendación, que aplica tanto para empresas o viviendas: “Una opción es invertir en la compra de equipos y/o sistemas más eficientes, principalmente cuando tenemos que cambiar equipamiento cuya inversión extra por ser más eficiente se puede rentabilizar de mejor forma o a través de modelos de retrofit de sistemas, como inclusión de bombas de calor en sistemas de calefacción o motobomba de mayor eficiencia”.
¿Chao estufa?
Hace frío. Y mucho. Por eso es clave conocer el panorama de calefacción y conocer los pros y contras de cada dispositivo. El abanico es grande: pueden ser estufas eléctricas, a parafina o gas, suelo radiante o chimeneas para aquellos que viven fuera de Santiago.
Antes de decidir es fundamental tener en cuenta una serie de elementos, como el tamaño de los espacios, la eficiencia energética, la ventilación de las habitaciones y las personas que viven en la vivienda. También es importante evaluar si se necesita instalación previa y las precauciones de uso. Cada tipo de calefacción tiene atributos y defectos en cada una de estas categorías.
El economista Héctor Osorio asegura que algunas familias tendrán que “procurar volver a algunos medios de calefacción que en el último tiempo han estado un poco olvidados, como la parafina y el gas. Es probable también que esa sustitución no sea una panacea, puesto que al no ser nosotros productores masivos de combustibles fósiles, estemos cambiando una energía por otra sin obtener ahorros significativos o sostenibles”.
Francisco Leiva, por su parte, comparte:
“En calefacción, la tendencia ha sido a la electrificación. Esta es más eficiente que usar combustible, ya que finalmente la electricidad convierte todo en calor. Sin embargo, lo que afecta es justamente el precio. Hoy, la alternativa a gas o parafina es más barata que la eléctrica, salvo para algunos sistemas como bombas de calor que son más eficientes, pero con mayor costo de inversión para implementarla”.
Y añade: “Más que recomendar uno u otro, se sugiere evaluar caso a caso en base a los equipamientos que se posean. Las medidas deben ser rentables sin ir en desmedro del confort térmico o requerimiento específico para calefacción. Es decir, que además de la eficiencia energética y costo, se debe incluir un aspecto de calidad ambiental y del aire, ya que hay algunos sistemas que funcionan a gas o parafina que perjudican la salud, aumentando enfermedades respiratorias, principalmente en recintos cerrados. Lo importante es buscar un equilibrio, donde el costo no aumente”.
¿Y qué pasa si la calefacción viene de una comunidad de edificios? Rafael Escobar, CEO de Kastor, firma experta en administración de comunidades habitacionales y empresariales, ofrece una perspectiva: “En los edificios existen dos tipos de calefacciones, aquellas que son centrales y que ya tienen determinado si serán con gas natural o gas ciudad, o eventualmente eléctrica. Modificar los sistemas conlleva una inversión muy alta y habitualmente son poco probable de hacer, puesto que son sistemas preestablecidos y cambiarlos es muy caro”.
¿Y lo solar?
No son pocos los que han pensado minimizar el gasto de energía eléctrica convencional con la implementación de paneles solares. La decisión, eso sí, no es barata y conlleva una serie de elementos a considerar.
Héctor Osorio, por ejemplo, cree que la energía solar todavía es muy costosa en términos de su implementación. Sin embargo, apunta, "creo que igual es el momento para que las empresas estudien cómo generar algunas optimizaciones".
"Y no sólo -dice- pensando en la energía solar, sino que también en otras energías alternativas cuya accesibilidad está más cerca que antes, como la eólica. No me atrevo a señalar específicamente qué tan competitivas son, pero tenemos alternativas que en este momento, al menos, debieran ser evaluadas”.
Por su parte, Francisco Leiva señala que “nuestra sugerencia es siempre reducir al máximo el consumo y la diferencia suplirla con energía renovable localmente disponible como el sol. Sin embargo, la rentabilidad de un proyecto solar estará dada por la radiación solar y precios de energía que posea el cliente o usuario final. Lo anterior ocurre a nivel doméstico, industrial y comercial”.
Para las personas que tienen dudas de cuánto costaría la implementación de energía solar en sus viviendas o comercios, existen una serie de firmas que ofrecen plataformas de cotización online que permiten conseguir una noción rápida de los costos asociados.
Qué hago si soy empresa.
El alza en las cuentas de la luz afectará a las familias y también a las empresas. Por ejemplo, un cliente tipo industrial o comercial en zona rural que consume actualmente 4.800 kWh/mes y paga $1.000.000, tendrá que desembolsar hasta $1.900.000 por el mismo consumo en octubre de este año. Todo esto, dependiendo de la comuna en que se encuentre.
“Las empresas tienen la ventaja de contar con la posibilidad de hacer estudios de optimización con un horizonte de planificación más grande. Esto es el momento para que las empresas estudien, no sólo en forma reactiva, qué va a pasar con el costo de la energía, sino que usen esto como una posibilidad de generar modelos de generación y de utilización de mayor largo plazo”, opina Héctor Osorio.
Y complementa: “Creo que es poco presentable para una empresa, siempre dependiendo del tamaño de esta, que hoy se sorprenda con algo que sabíamos que iba a pasar: este fenómeno estaba en el mercado, se sabía que esto iba a ocurrir en algún momento y, por lo tanto, aquellas compañías que no evaluaron fuentes alternativas y que no aplicaron ajustes oportunamente, van a tener que enfrentar costos y, con ello, menores márgenes”.
Leiva, por su parte, señala: “Sin duda en empresas, la principal recomendación es medir sus consumos de energía, entender su comportamiento y tomar medidas que partan de bajo o nulo costo, hasta medidas de mayor inversión. En un escenario de altos precios, las medidas de eficiencia energética cobran mayor relevancia y son una oportunidad para la apertura de uso de energía renovable localmente disponible”.
Fuente: Como cuido mis lucas, DF Más. Mateo Navas | 26 de junio de 2024.
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