Las pensiones son de las principales preocupaciones de la ciudadanía hoy. Para mejorarlas es crucial que la reforma se realice sobre un diagnóstico serio, reconociendo las ventajas y desventajas del sistema actual. Hacer una reforma asumiendo que lo que está bien está mal, o asumiendo que todo está bien, no nos llevará a tener mejores pensiones.
Las pensiones en Chile están determinadas en gran parte por el Sistema de Capitalización Individual de Ahorro Obligatorio. Suena un poco complejo el nombre, pero la forma de cómo funciona es muy sencilla. Explico. Todos los meses, los trabajadores formales transfieren el 10% de su sueldo a alguna Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), depositándolo en una cuenta de ahorro para su futura pensión que es de propiedad de cada trabajador.
¿Qué hacen las AFP con el dinero depositado por los trabajadores? Las AFP invierten el dinero de los trabajadores en distintas empresas, bancos y gobiernos, incluyendo el Gobierno de Chile. Esta inversión puede ser un préstamo o, en algunos casos, la compra de una parte de empresas. Esas entidades usan esos recursos para financiar sus proyectos. Si les va bien a esos proyectos y crecen, deben devolver el monto invertido a los trabajadores y además pagarles un extra por la inversión. Si los proyectos en que se invirtieron los recursos no fueron muy exitosos, este pago extra por el préstamo es menor e incluso puede ser negativo devolviendo a los trabajadores un monto menor de lo invertido.
Las AFP invierten el dinero de los trabajadores en distintas empresas, bancos y gobiernos, incluyendo el Gobierno de Chile. Esta inversión puede ser un préstamo o, en algunos casos, la compra de una parte de empresas. Esas entidades usan esos recursos para financiar sus proyectos.
En un articulo anterior expliqué el concepto de rentabilidad: la diferencia entre el monto invertido por el trabajador a entidades económicas y el monto que éstas le devuelve luego de usarlo para financiar sus proyectos. Si la diferencia es positiva (las entidades le devuelven al trabajador un monto mayor a lo invertido), la rentabilidad fue positiva y el trabajador sale ganando. Si la diferencia es negativa (al trabajador se le devuelve un monto menor al invertido), la rentabilidad es negativa y el trabajador sale perdiendo.
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La función de las AFP es elegir bien dónde invertir y alcanzar la máxima rentabilidad posible para multiplicar lo ahorrado por los trabajadores, pero con un riesgo acotado. Durante la jubilación, a cada afiliado de las AFP se les devuelve mensualmente en forma de pensión todo lo que ahorró durante su vida laboral más las ganancias que la AFP logró con sus ahorros.
¿Cómo lo han hecho las AFP?
Los actuales pensionados por vejez se han retirado con una cuenta de ahorro para su pensión en que menos de la mitad (45%) proviene de lo ahorrado de su trabajo y la mayoría (55%) proviene de la rentabilidad obtenida por las AFP. Es decir, por cada 45 pesos que el jubilado les prestó a empresas, bancos, gobiernos, etc. durante su vida laboral, estos organismos le han devuelto sus 45 pesos más 55 pesos extras. Si ahorró 45 con su trabajo, terminó con una cuenta para su pensión de 100. ¿Nada mal, cierto?
Esto ilustra el beneficio de acceder al mercado de capitales. Inviertes el dinero en proyectos buenos y rentables que multiplican tus ingresos. Antes de que se crearan las AFP, en Chile sólo las personas de altos ingresos podían acceder al mercado de capitales. Las AFP han permitido que los trabajadores de todos los niveles de sueldos puedan acceder a él y verse beneficiados.
Por cada 45 pesos que el jubilado les prestó a empresas, bancos, gobiernos, etc. durante su vida laboral, estos organismos le han devuelto sus 45 pesos más 55 pesos extras. Si ahorró 45 con su trabajo, terminó con una cuenta para su pensión de 100. ¿Nada mal, cierto?
Si las AFP han sido eficientes en transformar lo ahorrado en pensión, ¿por qué las actuales pensiones son bajas? Para poder acceder a este ahorro previsional en el mercado de capitales debes tener un empleo formal, en que el trabajador celebra un contrato con su empleador, se encuentra sujeto a regulaciones y un 10% de su sueldo se destina al ahorro para su pensión. Hoy, las pensiones son bajas debido a que la actual generación de adultos mayores trabajó formalmente por pocos años y por bajos sueldos: el 74% de los actuales jubilados durante su vida laboral ahorró menos de $25.000 mensuales para su pensión.
La buena noticia es que el mercado laboral formal se ha ido fortaleciendo a través de los años: en el 2019 el sueldo promedio de los trabajadores es 2,6 veces el sueldo promedio de 1990 (corregido por inflación), y la proporción de la población que participa en el mercado formal creció desde un 29% a un 49% en el mismo intervalo de tiempo.
La mala noticia es que actualmente el acceso al mercado formal (acceso al ahorro previsional) es regresivo: a menor ingreso del hogar, menor es la cantidad de personas que tienen un empleo formal y ahorran para su pensión. Y esta mala noticia empeora por el hecho de que en los últimos 30 años, en todos los niveles de ingresos, los hogares han mejorado su acceso al mercado formal excepto los hogares del 20% más vulnerable (primer quintil). Los hogares del 20% de menores ingresos han mantenido un porcentaje de formalidad sin cambios relevantes desde 1990.
Equiparemos la cancha durante el partido. Impulsemos políticas públicas que incentiven el trabajo formal en los tramos de menores ingresos, durante la vida laboral activa, antes de la jubilación. Los Subsidios Contrata, Regresa e IFE Laboral son ayudas estatales que incentivan la contratación de asalariados formales con sueldo menor a un millón de pesos. Estas políticas van en la dirección correcta. Mejoremos el resultado después del partido. Hoy existe el Pilar Solidario, un subsidio del Estado que transfiere plata a los jubilados con cero o bajas pensiones. Un fortalecimiento del Pilar Solidario para corregir por la desigualdad en el acceso al mercado formal que sufrieron los actuales jubilados va en la dirección correcta.
Equiparemos la cancha durante el partido. Impulsemos políticas públicas que incentiven el trabajo formal en los tramos de menores ingresos, durante la vida laboral activa, antes de la jubilación. Los Subsidios Contrata, Regresa e IFE Laboral son ayudas estatales que incentivan la contratación de asalariados formales con sueldo menor a un millón de pesos. Estas políticas van en la dirección correcta.
Las pensiones son de las principales preocupaciones de la ciudadanía hoy. Para mejorarlas es crucial que la reforma se realice sobre un diagnóstico serio, reconociendo las ventajas y desventajas del sistema actual. Hacer una reforma asumiendo que lo que está bien está mal, o asumiendo que todo está bien no nos llevará a tener mejores pensiones.
Fuente: The Clinic, Elisa Cabezón.
Elisa Cabezón.(@mecabezon)es Magíster en Economía Universidad Católica de Chile; asesora en la Secretaría General de la Presidencia
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