El escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. Si bien se dio inicio al ciclo de normalización de la política monetaria en EE. UU., se ha elevado la incertidumbre asociada a las tensiones geopolíticas a nivel global y al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales en EE. UU.
Además, persisten algunos focos de riesgo externo como la elevada valoración de activos financieros, la persistencia de las tasas de interés de largo plazo en niveles altos y el elevado endeudamiento soberano y corporativo a nivel global. En lo interno, reducciones de la Tasa de Política Monetaria (TPM), se han traspasado a las tasas de mercado de corto plazo. Las tasas de largo plazo continúan elevadas, influenciadas tanto por las condiciones de los mercados externos como por la menor profundidad del mercado de capitales local.
El proceso de normalización de los indicadores financieros de las empresas ha continuado, con rezago en firmas de menor tamaño, de los sectores inmobiliario, construcción y comercio y las que obtuvieron créditos Fogape durante la pandemia, lo que ha elevado el impago. La situación financiera de los hogares también ha seguido mejorando, aunque la posición financiera neta continúa por debajo de los niveles prepandemia.
La banca local cuenta con provisiones, garantías y capital suficiente para enfrentar eventos adversos. El sistema bancario ha fortalecido su base de capital en el proceso de implementación de las exigencias de Basilea III y cuenta con colchones de capital que contribuyen a aumentar la resiliencia para sostener la provisión de crédito ante la materialización de riesgos sistémicos. Entre los próximos desafíos, deberá continuar gestionando el aumento del riesgo de crédito de su cartera y continuar su preparación para la plena convergencia a Basilea III. Ante un entorno macrofinanciero externo complejo, es crucial contar con un mercado financiero más profundo que permita enfrentar eventos adversos.
¿Qué nos dice este IEF?
El escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgo para la estabilidad financiera.
La reducción de la inflación a nivel global ha permitido a las principales economías comenzar el proceso de normalización de la política monetaria, lo que ha reducido las tasas de interés de corto plazo.
Se ha elevado la incertidumbre asociada a las tensiones geopolíticas a nivel global y al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales en EE. UU.
Las preocupaciones respecto a la deuda pública y privada a nivel global continúan presentes, lo que, sumado a presiones por mayor gasto público mantienen a las tasas largas en valores elevados.
La reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) se ha traspasado a las tasas de corto plazo para hogares y empresas.
En lo interno, reducciones de la Tasa de Política Monetaria (TPM), se han traspasado a las tasas de mercado de corto plazo. Las tasas de largo plazo continúan elevadas, influenciadas tanto por las condiciones de los mercados externos como por la menor profundidad del mercado de capitales local.
La evolución de los indicadores financieros de las empresas exhibe heterogeneidad, con una recuperación entre las empresas grandes, que contrasta con el rezago en las de menor tamaño y de sectores más vulnerables. La situación financiera de los hogares ha continuado mejorando, aunque su posición financiera neta continúa por debajo de los niveles prepandemia.
Los indicadores de impago continuaron aumentando. Esto encuentra a la banca con niveles adecuados de provisiones y capital para enfrentar eventos severos.
La banca cuenta con niveles adecuados de provisiones y capital para enfrentar los mayores niveles de impago.
El sistema bancario ha fortalecido su base de capital en el proceso de implementación de las exigencias de Basilea III y cuenta con colchones de capital que contribuyen a aumentar la resiliencia para sostener la provisión de crédito ante la materialización de riesgos sistémicos. Los resultados del ejercicio de tensión muestran que el sistema bancario permanece con niveles adecuados de liquidez, provisiones y capital para mantenerse solvente frente a escenarios de tensión.
El entorno macroeconómico externo releva la importancia de contar con un sistema financiero profundo que permita enfrentar situaciones severas.
Persisten algunos focos de riesgo externo como la elevada valoración de activos financieros, la persistencia de las tasas de interés de largo plazo en niveles altos y el elevado endeudamiento soberano y corporativo a nivel global.
Las mayores tensiones geopolíticas, tanto por la evolución de los conflictos bélicos como por la aparición de medidas que atenten contra el proceso de globalización, podrían tener efectos negativos sobre la estabilidad financiera. Un escenario en que se estrechen las condiciones de financiamiento externo repercutiría sobre los agentes locales, aumentando el riesgo de incumplimiento de empresas y hogares, en particular de grupos identificados como más vulnerables.
Fuente: Banco Central de Chile
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